20,000 firmas alcanzadas
Para: Presidente de Argentina, Alberto Fernández
Reconversión de todos los zoológicos en Argentina
Estimado Presidente: esta petición tiene como objetivo poner fin a la crueldad del zoológico y que cierren todos los existentes en la República Argentina.
Con el fin de re ubicar a todos los animales en santuarios y en su hábitat natural.
Si bien lo ideal seria concretar todo lo dicho, lamentablemente el sufrimiento extremo que ha tenido que soportar cada animal por el cautiverio, les ha causado diferentes problemas de salud detallados anteriormente en la petición, dificultando que se pueda llevar a cabo los traslados a santuarios fuera del país, más los gastos que implica, en algunos casos millonarios.
Por otra parte se pudieron cubrir los gastos de algunos animales gracias a los santuarios que están el exterior, lográndose el traslado de 10 osos pardos y leones a un santuario en Estados Unidos, leones y una tigresa a un santuario en África y elefantas al santuario de elefantes en Brasil. En este último se ha requerido de un entrenamiento previo diario, con veterinarios y cuidadores el cual ha llevado años.
Por suerte, a largo plazo se van a poder seguir concretando traslados por esta ayuda recibida.
Aclarado esto, queremos que se logre en nuestro país, uno o dos santuarios ubicados de una reserva natural. Como por ejemplo, la que actualmente esta en las sierras de Córdoba, "La Reserva de Monos Caraya", la cual abarca cientos de hectáreas.
Mientras se logre esto se podría reconvertir los zoológicos, reemplazando ese espacio de cemento en el que se encuentran los animales por un entorno verde, de césped y plantas, y más amplio.
Con el fin de re ubicar a todos los animales en santuarios y en su hábitat natural.
Si bien lo ideal seria concretar todo lo dicho, lamentablemente el sufrimiento extremo que ha tenido que soportar cada animal por el cautiverio, les ha causado diferentes problemas de salud detallados anteriormente en la petición, dificultando que se pueda llevar a cabo los traslados a santuarios fuera del país, más los gastos que implica, en algunos casos millonarios.
Por otra parte se pudieron cubrir los gastos de algunos animales gracias a los santuarios que están el exterior, lográndose el traslado de 10 osos pardos y leones a un santuario en Estados Unidos, leones y una tigresa a un santuario en África y elefantas al santuario de elefantes en Brasil. En este último se ha requerido de un entrenamiento previo diario, con veterinarios y cuidadores el cual ha llevado años.
Por suerte, a largo plazo se van a poder seguir concretando traslados por esta ayuda recibida.
Aclarado esto, queremos que se logre en nuestro país, uno o dos santuarios ubicados de una reserva natural. Como por ejemplo, la que actualmente esta en las sierras de Córdoba, "La Reserva de Monos Caraya", la cual abarca cientos de hectáreas.
Mientras se logre esto se podría reconvertir los zoológicos, reemplazando ese espacio de cemento en el que se encuentran los animales por un entorno verde, de césped y plantas, y más amplio.
¿Por qué es importante?
A pesar de su supuesta preocupación hacia los animales, los zoológicos son más bien “colecciones” de animales interesantes: no son refugios ni hogares para los animales.
Incluso, bajo las mejores condiciones es imposible duplicar o acercarse a crear algo similar al verdadero hábitat en que éstos viven.
A los animales se les impide realizar la mayoría de los comportamientos que para ellos son innatos y vitales como correr, volar, escalar o acompañarse de otros compañeros de especie. Los zoológicos sólo enseñan al público que es aceptable interferir y mantener en cautiverio a los animales, a pesar de su aburrimiento, hacinamiento, soledad y privación de las más elementales maneras naturales de su especie.
Los animales salvajes pertenecen a la naturaleza, no deben estar encarcelados en zoológicos. La libertad es un concepto precioso y los animales salvajes sufren física y mentalmente por la falta de libertad que el cautiverio les impone.
La mayoría de los recintos zoológicos son muy pequeños y en lugar de promover la comprensión o respeto por los animales, ofrecen sólo un poco de información sobre su alimentación, las distintas especies existentes y su entorno natural. Temas como el comportamiento de los animales es discutido y analizado muy a lo lejos, ya que las necesidades naturales que posee cada especie raramente se cumplen. Por ejemplo, a los pájaros se les cortan sus alas ya que no pueden volar dentro de los zoos, los animales acuáticos a menudo carecen de agua suficiente y muchos animales que viven naturalmente en grandes manadas o grupos familiares están solos, o como máximo, de dos en dos.
La caza natural y los rituales de apareamiento son prácticamente eliminados, por su alimentación y las técnicas con que regulan la reproducción natural. Los animales están muy limitados, carecen de privacidad y tienen pocas oportunidades de estimulación mental o de ejercicio físico. Estas condiciones suelen dar lugar a un comportamiento destructivo y anormal conocido como “zoocósis” o psicosis de zoológico.
Un estudio comparativo, basado en cuatro décadas de observación de animales en cautiverio y en la naturaleza, descubrió que animales como los osos polares, leones, tigres y guepardos “muestran claros signos de estrés y/o disfunción psicológica en cautiverio” y concluyó que “el cuidado natural de los carnívoros debería ser ampliamente mejorado y de no ser así deberían ser retirados de ahí.
Un estudio realizado en 4.500 elefantes, tanto en el medio silvestre como en cautiverio, descubrió que la vida media de un elefante africano en un zoológico es de 16,9 años, mientras que los elefantes africanos en una reserva natural, muertos por causas naturales llegan a vivir una media de 56 años. Los investigadores concluyeron que "los parques zoológicos deterioran profundamente su viabilidad".
Una investigación de PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) encontró que los osos están neuróticos y presentan comportamiento estereotipado. Por causa de la frustración pasan mucho tiempo andando de acá para allá, caminando en círculos cerrados, balanceándose o meneando sus cabezas y demostrando otros signos de angustia psicológica. En algunos recintos habitados por osos, se puede ver que los pasillos están gastados por las mismas pisadas de los osos debido al paseo constante, y en otros, había huellas de sus patas en el suelo a causa de las repetidas veces que el oso caminó exactamente por el mismo lugar, debido a la restricción de movilidad. Este comportamiento es sintomático, y no se da sólo por aburrimiento, sino también por causa de un profundo desaliento.
El mismo comportamiento se pudo ver en el Oso Polar Arturo del Zoológico de Mendoza.
Los zoológicos persiguen y capturan desde hábitats salvajes a los animales, para someterlos a una vida de exposición pública.
Las especies en peligro de extinción sólo lograrán salvarse si conservamos sus hábitats y luchamos contra los peligros que las amenazan.
En lugar de un parque zoológico condescendiente, tolerante o benevolente es mejor apoyar a grupos tales como International Primate Protection League, la Born Free Foundation, Earth Island Institute y otros grupos que trabajan para conservar los hábitats naturales de los animales en peligro. Los santuarios sin fines de lucro que están acreditados por la Asociación de Santuarios, como The Elephant Sanctuary o la Performing Animal Welfare Society también merecen el apoyo del público. Estos santuarios rescatan y cuidan a los animales exóticos sin venderlos ni reproducirlos.
Con la programación de la televisión informativa, las oportunidades educativas en Internet, y la relativa facilidad de los viajes internacionales, aprender y ver animales en su hábitat natural puede ser tan simple como pulsar un interruptor o escalar una montaña. La idea de mantener a los animales reducidos en jaulas es cruel y obsoleta.
Incluso, bajo las mejores condiciones es imposible duplicar o acercarse a crear algo similar al verdadero hábitat en que éstos viven.
A los animales se les impide realizar la mayoría de los comportamientos que para ellos son innatos y vitales como correr, volar, escalar o acompañarse de otros compañeros de especie. Los zoológicos sólo enseñan al público que es aceptable interferir y mantener en cautiverio a los animales, a pesar de su aburrimiento, hacinamiento, soledad y privación de las más elementales maneras naturales de su especie.
Los animales salvajes pertenecen a la naturaleza, no deben estar encarcelados en zoológicos. La libertad es un concepto precioso y los animales salvajes sufren física y mentalmente por la falta de libertad que el cautiverio les impone.
La mayoría de los recintos zoológicos son muy pequeños y en lugar de promover la comprensión o respeto por los animales, ofrecen sólo un poco de información sobre su alimentación, las distintas especies existentes y su entorno natural. Temas como el comportamiento de los animales es discutido y analizado muy a lo lejos, ya que las necesidades naturales que posee cada especie raramente se cumplen. Por ejemplo, a los pájaros se les cortan sus alas ya que no pueden volar dentro de los zoos, los animales acuáticos a menudo carecen de agua suficiente y muchos animales que viven naturalmente en grandes manadas o grupos familiares están solos, o como máximo, de dos en dos.
La caza natural y los rituales de apareamiento son prácticamente eliminados, por su alimentación y las técnicas con que regulan la reproducción natural. Los animales están muy limitados, carecen de privacidad y tienen pocas oportunidades de estimulación mental o de ejercicio físico. Estas condiciones suelen dar lugar a un comportamiento destructivo y anormal conocido como “zoocósis” o psicosis de zoológico.
Un estudio comparativo, basado en cuatro décadas de observación de animales en cautiverio y en la naturaleza, descubrió que animales como los osos polares, leones, tigres y guepardos “muestran claros signos de estrés y/o disfunción psicológica en cautiverio” y concluyó que “el cuidado natural de los carnívoros debería ser ampliamente mejorado y de no ser así deberían ser retirados de ahí.
Un estudio realizado en 4.500 elefantes, tanto en el medio silvestre como en cautiverio, descubrió que la vida media de un elefante africano en un zoológico es de 16,9 años, mientras que los elefantes africanos en una reserva natural, muertos por causas naturales llegan a vivir una media de 56 años. Los investigadores concluyeron que "los parques zoológicos deterioran profundamente su viabilidad".
Una investigación de PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) encontró que los osos están neuróticos y presentan comportamiento estereotipado. Por causa de la frustración pasan mucho tiempo andando de acá para allá, caminando en círculos cerrados, balanceándose o meneando sus cabezas y demostrando otros signos de angustia psicológica. En algunos recintos habitados por osos, se puede ver que los pasillos están gastados por las mismas pisadas de los osos debido al paseo constante, y en otros, había huellas de sus patas en el suelo a causa de las repetidas veces que el oso caminó exactamente por el mismo lugar, debido a la restricción de movilidad. Este comportamiento es sintomático, y no se da sólo por aburrimiento, sino también por causa de un profundo desaliento.
El mismo comportamiento se pudo ver en el Oso Polar Arturo del Zoológico de Mendoza.
Los zoológicos persiguen y capturan desde hábitats salvajes a los animales, para someterlos a una vida de exposición pública.
Las especies en peligro de extinción sólo lograrán salvarse si conservamos sus hábitats y luchamos contra los peligros que las amenazan.
En lugar de un parque zoológico condescendiente, tolerante o benevolente es mejor apoyar a grupos tales como International Primate Protection League, la Born Free Foundation, Earth Island Institute y otros grupos que trabajan para conservar los hábitats naturales de los animales en peligro. Los santuarios sin fines de lucro que están acreditados por la Asociación de Santuarios, como The Elephant Sanctuary o la Performing Animal Welfare Society también merecen el apoyo del público. Estos santuarios rescatan y cuidan a los animales exóticos sin venderlos ni reproducirlos.
Con la programación de la televisión informativa, las oportunidades educativas en Internet, y la relativa facilidad de los viajes internacionales, aprender y ver animales en su hábitat natural puede ser tan simple como pulsar un interruptor o escalar una montaña. La idea de mantener a los animales reducidos en jaulas es cruel y obsoleta.