Estimada Diputada: pido respetuosamente una Ley Pitufo-Bruno que controle lo que se experimenta con los animales en las Facultades de Veterinaria.
Si pedófilos se camuflan entre transportistas o sacerdotes ¿por qué no controlar a sádicos que gustan de causar sufrimiento a los indefensos?
¿Por qué es importante?
Han pasado meses desde que acepté se sacrificara mi fiel y querido Pitufo, ingresado con el nombre de Bruno por alumnas de una "fina" Facultad de Veterinaria a la Clínica Veterinaria asociada a la Facultad. El dolor de ver al más querido de todos los animales recogidos (tenía Chip que la Facultad obvio) en esas condiciones me causa tanto pena como desprecio por la condición humana.
Si queremos impedir el rodeo con un sufrimiento pasajero más debemos impedir que sádicos gusten del sufrimiento lento y largo camuflados en la veterinaria.