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Para: Al Congreso Nacional.
¡Pobre patagonia!
Estimados Señores Diputados y Senadores de la República Argentina.
¿Por qué es importante?
Estimados amigos, desde hace sesenta años que, ya como residente, ya como viajero estoy vinculado estrechamente a la patagonía Argentina.
Hoy escribo esta nota como formal habitante de El Bolsón, Río Negro.
Este lugar en particular, así como toda la zona del norte patagónico, a sufrido (nunca mejor empleado el término) la radicación masiva de miles de soñadores de todo porte y calaña. Están aquellos que vienen provistos de los capitales que su suerte y trabajo les han proporcionado en otros sitios, como los otros muchos que intentan rescatar el pasado hippie de los años setenta, arribando a estos lugares con lo puesto, y portadores de inútiles esperanzas de grandeza.
Los primeros adquieren predios, usualmente rurales y de poca superficie, para realizar su aventura. Sobre estos, y sin intento de plagio sobre un conocido cuento de la Comarca Andina, debo decir que su ignorancia y desaprensión a costado miles de árboles de flora autóctona, y de una casi imposible reforestación.
Construyen su casa, para lo cual ya ha habido el correspondiente desmonte, luego viene el ensanchamiento necesario sobre la original picada, con más desmonte, la "pampita", y así sigue la cosa, el establo, los corrales, la huerta, etc, etc. Si multiplicamos esto por cientos (no me atrevo a afirmar que son miles, aunque yo lo crea), tendremos (ahora sí) miles de ejemplares de cipreses, ñires, maitenes, y demás desaparecidos para siempre. El ignorante, precisamente por serlo, debe ser estrictamente controlado, animales ovinos, equinos, porcinos y bovinos, destruyen, junto con los renuevos, las posibilidades de supervivencia del ya tan dañado bosque andino patagónico.
Sobre los ilusionados que vienen a "hacer la patagonia", sin un peso, sin estar preparados para las profesiones qué "podrían" hacer falta en el lugar, y sin muchos "sin". Terminan suplicando en patéticos avisos y carteles, un lugar donde alojarse a cambio de un dudoso cuidado del mismo. Pero resulta que estas personas, que no se han ilustrado sobre el sitio al cual migraban, previo sencillo trámite de cambio de domicilio, son futuros votantes de autoridades locales, así vemos que en los últimos años se hubieron producido mas de setenta tomas de propiedades tanto estatales, como privadas; algunas realmente extensas sobre las cuales no ha habido ninguna gestión de desalojo.
Quien esto esto suscribe, ha tenido la oportunidad de ver lo que fuera "el hermoso pueblo" de San Carlos de Bariloche, convertido hoy en una espantosa ciudad que la biosfera no soporta. Con una creciente inseguridad, su lago contaminado, y ampliamente surcado por todo tipo de embarcaciones, el desarrollo de las antes inexistentes villas miserias, más su inseguridad, más drogas, y mas.... Pero resulta que hoy es una ciudad "en desarrollo" cuyo crecimiento augura un futuro lamentable y un desempleo que ya se hace notar.
Ese es el gran espejo en que en el presente nos miramos en la ya "ciudad" de El Bolsón.
"Todo es posible", según el arte de la política. Y tan posible es, que hoy observamos un latifundio de 12.000 ha. adquirido por un extranjero en zona de frontera. Sería muy interesante que nuestros políticos se notificaran de qué es lo que ocurre en los pueblos alpinos, o en las grandes ciudades europeas, donde, en esta, y otras materias, solo se cumplen las normas (por cierto muy estrictas) en virtud de las costumbres adquiridas por el buen criterio y la educación. Ah, y donde la radicación, está absolutamente restringida.
Hoy escribo esta nota como formal habitante de El Bolsón, Río Negro.
Este lugar en particular, así como toda la zona del norte patagónico, a sufrido (nunca mejor empleado el término) la radicación masiva de miles de soñadores de todo porte y calaña. Están aquellos que vienen provistos de los capitales que su suerte y trabajo les han proporcionado en otros sitios, como los otros muchos que intentan rescatar el pasado hippie de los años setenta, arribando a estos lugares con lo puesto, y portadores de inútiles esperanzas de grandeza.
Los primeros adquieren predios, usualmente rurales y de poca superficie, para realizar su aventura. Sobre estos, y sin intento de plagio sobre un conocido cuento de la Comarca Andina, debo decir que su ignorancia y desaprensión a costado miles de árboles de flora autóctona, y de una casi imposible reforestación.
Construyen su casa, para lo cual ya ha habido el correspondiente desmonte, luego viene el ensanchamiento necesario sobre la original picada, con más desmonte, la "pampita", y así sigue la cosa, el establo, los corrales, la huerta, etc, etc. Si multiplicamos esto por cientos (no me atrevo a afirmar que son miles, aunque yo lo crea), tendremos (ahora sí) miles de ejemplares de cipreses, ñires, maitenes, y demás desaparecidos para siempre. El ignorante, precisamente por serlo, debe ser estrictamente controlado, animales ovinos, equinos, porcinos y bovinos, destruyen, junto con los renuevos, las posibilidades de supervivencia del ya tan dañado bosque andino patagónico.
Sobre los ilusionados que vienen a "hacer la patagonia", sin un peso, sin estar preparados para las profesiones qué "podrían" hacer falta en el lugar, y sin muchos "sin". Terminan suplicando en patéticos avisos y carteles, un lugar donde alojarse a cambio de un dudoso cuidado del mismo. Pero resulta que estas personas, que no se han ilustrado sobre el sitio al cual migraban, previo sencillo trámite de cambio de domicilio, son futuros votantes de autoridades locales, así vemos que en los últimos años se hubieron producido mas de setenta tomas de propiedades tanto estatales, como privadas; algunas realmente extensas sobre las cuales no ha habido ninguna gestión de desalojo.
Quien esto esto suscribe, ha tenido la oportunidad de ver lo que fuera "el hermoso pueblo" de San Carlos de Bariloche, convertido hoy en una espantosa ciudad que la biosfera no soporta. Con una creciente inseguridad, su lago contaminado, y ampliamente surcado por todo tipo de embarcaciones, el desarrollo de las antes inexistentes villas miserias, más su inseguridad, más drogas, y mas.... Pero resulta que hoy es una ciudad "en desarrollo" cuyo crecimiento augura un futuro lamentable y un desempleo que ya se hace notar.
Ese es el gran espejo en que en el presente nos miramos en la ya "ciudad" de El Bolsón.
"Todo es posible", según el arte de la política. Y tan posible es, que hoy observamos un latifundio de 12.000 ha. adquirido por un extranjero en zona de frontera. Sería muy interesante que nuestros políticos se notificaran de qué es lo que ocurre en los pueblos alpinos, o en las grandes ciudades europeas, donde, en esta, y otras materias, solo se cumplen las normas (por cierto muy estrictas) en virtud de las costumbres adquiridas por el buen criterio y la educación. Ah, y donde la radicación, está absolutamente restringida.