5,000 firmas alcanzadas
Para: Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma; Ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez; Presidente de YPFB, Óscar Barriga; Presidente de YPFB Chaco, Eduardo Paz
Salvemos Tariquía.- Bolivia
Estimados, les pedimos que retiren el proyecto "Domo Oso X1" que incluye operaciones de exploración gasífera en la Reserva de Flora y Fauna Tariquía, proyecto que atenta contra la vida de Tarija.
¿Por qué es importante?
Todo empezó en mayo de 2015, cuando el presidente de Bolivia, Evo Morales, promulgó el Decreto Supremo 2366 que permite el desarrollo de actividades hidrocarburíferas dentro de áreas naturales protegidas. En el primer artículo de esa norma se señala que se aprueba el aprovechamiento de estos recursos por su “carácter constitucional, estratégico y de interés público para el desarrollo del país; vinculado a la reducción de la extrema pobreza en comunidades que habitan las áreas protegidas y la gestión integral de los sistemas de vida”.
La atención se centró entonces en la Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía, ubicada en el departamento de Tarija, porque el deseo del gobierno por aumentar la producción de gas la volvía vulnerable.
El área natural protegida forma parte del corredor ecológico binacional Tariquía-Baritú, ubicado entre el sur de Bolivia y el norte de Argentina. Dicha posición geográfica le ha permitido convertirse en el hogar de 808 especies de flora y 406 especies de fauna, entre las que figuran el oso de anteojos, el jaguar y el tapir.
Para los expertos y las comunidades indígenas las exploraciones generan un impacto en las fuentes de agua. En el 2003 se realizaron exploraciones hidrocarburíferas y según Francisco Romero, habitante de Mocoví, comunidad del cantón de Tariquía: “Ahora vemos que las fuentes de agua se han reducido en gran cantidad y creemos que es por eso que las vertientes se han perdido”.
La Responsable de Áreas Protegidas de la organización medioambiental Prometa, Claudia Oller, sostiene que la confinación de acuíferos suele ser una de las consecuencias de los impactos sísmicos. “Con la exploración se utiliza dinamita y se causan explosiones, y esto provoca que se cierren u obstruyan vertientes de las aguas subterráneas”, explicó.
Pero no es el único impacto ambiental previsto por los especialistas. La deforestación es uno de los principales peligros, porque para hacer espacio a los pozos y trochas es necesario talar bosque.
El geólogo Daniel Centeno, describe en base a su experiencia qué es lo que podría ocurrir: “Se abre un camino de unos seis metros de ancho y varios kilómetros de largo hasta llegar al punto donde se va a perforar, y en ese lugar se hace la planchada. Se deben deforestar unas seis hectáreas mínimo para instalar el campamento. Si ese pozo sale productor se viene el desarrollo de la megaestructura. Una estructura tiene unos 50 kilómetros de largo, quiere decir que para sacar el gas y el petróleo con el primer pozo van a tener que perforar unos 10 pozos, para conectarlos entre sí se debe hacer caminos y otras 10 planchadas, una para cada pozo, por lo que estamos hablando de sesenta hectáreas solo en planchadas. Para sacar el producto hay que hacer un tendido de línea, todo esto significa deforestar”.
Además, como señalan otros especialistas, hay que sumar el impacto ambiental que significa el abrir nuevos caminos. Las trochas permitirán el ingreso de personas que conformarán nuevos asentamientos humanos y se facilitará el desarrollo de actividades ilegales dentro de la reserva.
“Alguien va a construir una casita, luego un aserradero, luego va a llegar más gente y con el tiempo aparecerán pueblos y ya no habrá reserva, porque esa área ya no va a estar reservada para la naturaleza”, sostuvo el biólogo Gonzalo Torrez.
La actividad hidrocarburífera, según ambientalistas, restaría además la capacidad de provisión de servicios ambientales para el valle central de Tarija, porque la reserva tiene una gran capacidad de generación de lluvias.
“Es un ecosistema que tiene como característica una gran cantidad de agua debido a los vientos prevalentes de un solo lugar, en este caso el este –explica Gonzalo Torrez—. Los vientos van en una sola dirección empujando a las nubes hacia las montañas y como las nubes chocan se van elevando, entonces el agua que tienen se condensa y hay una precipitación, hay mucha lluvia”.
También se produce otro fenómeno muy importante: “Como es un bosque tupido, hay mucha evapotranspiración no solo en época de lluvias. Aunque no hay lluvias y no haya evaporación, siempre hay evapotranspiración gracias a los árboles”.
El valle de Tarija se encuentra a unos 110 kilómetros de Tariquía y es, de acuerdo a Torrez, semidesértico. Lo que lo vuelve apto para la producción agrícola son los servicios medioambientales que proporciona la reserva.
Claudia Oller aporta en la explicación de la importancia de la reserva: “A Tarija le favorecen los ingresos de frentes fríos y cálidos que provienen del Atlántico y que llegan de Tariquía e ingresan por el cañón del Angosto y chocan con la cordillera de Sama”. Es en ese momento, cuando las nubes chocan con la cordillera de Sama, que se encuentra al norte, que se completa el ciclo hidrológico en Tarija que crea las fuentes de agua.
Fuente: Mongabay
¡La reserva natural de flora y fauna de Tariquía es significado de vida, no la destruyamos!
La atención se centró entonces en la Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía, ubicada en el departamento de Tarija, porque el deseo del gobierno por aumentar la producción de gas la volvía vulnerable.
El área natural protegida forma parte del corredor ecológico binacional Tariquía-Baritú, ubicado entre el sur de Bolivia y el norte de Argentina. Dicha posición geográfica le ha permitido convertirse en el hogar de 808 especies de flora y 406 especies de fauna, entre las que figuran el oso de anteojos, el jaguar y el tapir.
Para los expertos y las comunidades indígenas las exploraciones generan un impacto en las fuentes de agua. En el 2003 se realizaron exploraciones hidrocarburíferas y según Francisco Romero, habitante de Mocoví, comunidad del cantón de Tariquía: “Ahora vemos que las fuentes de agua se han reducido en gran cantidad y creemos que es por eso que las vertientes se han perdido”.
La Responsable de Áreas Protegidas de la organización medioambiental Prometa, Claudia Oller, sostiene que la confinación de acuíferos suele ser una de las consecuencias de los impactos sísmicos. “Con la exploración se utiliza dinamita y se causan explosiones, y esto provoca que se cierren u obstruyan vertientes de las aguas subterráneas”, explicó.
Pero no es el único impacto ambiental previsto por los especialistas. La deforestación es uno de los principales peligros, porque para hacer espacio a los pozos y trochas es necesario talar bosque.
El geólogo Daniel Centeno, describe en base a su experiencia qué es lo que podría ocurrir: “Se abre un camino de unos seis metros de ancho y varios kilómetros de largo hasta llegar al punto donde se va a perforar, y en ese lugar se hace la planchada. Se deben deforestar unas seis hectáreas mínimo para instalar el campamento. Si ese pozo sale productor se viene el desarrollo de la megaestructura. Una estructura tiene unos 50 kilómetros de largo, quiere decir que para sacar el gas y el petróleo con el primer pozo van a tener que perforar unos 10 pozos, para conectarlos entre sí se debe hacer caminos y otras 10 planchadas, una para cada pozo, por lo que estamos hablando de sesenta hectáreas solo en planchadas. Para sacar el producto hay que hacer un tendido de línea, todo esto significa deforestar”.
Además, como señalan otros especialistas, hay que sumar el impacto ambiental que significa el abrir nuevos caminos. Las trochas permitirán el ingreso de personas que conformarán nuevos asentamientos humanos y se facilitará el desarrollo de actividades ilegales dentro de la reserva.
“Alguien va a construir una casita, luego un aserradero, luego va a llegar más gente y con el tiempo aparecerán pueblos y ya no habrá reserva, porque esa área ya no va a estar reservada para la naturaleza”, sostuvo el biólogo Gonzalo Torrez.
La actividad hidrocarburífera, según ambientalistas, restaría además la capacidad de provisión de servicios ambientales para el valle central de Tarija, porque la reserva tiene una gran capacidad de generación de lluvias.
“Es un ecosistema que tiene como característica una gran cantidad de agua debido a los vientos prevalentes de un solo lugar, en este caso el este –explica Gonzalo Torrez—. Los vientos van en una sola dirección empujando a las nubes hacia las montañas y como las nubes chocan se van elevando, entonces el agua que tienen se condensa y hay una precipitación, hay mucha lluvia”.
También se produce otro fenómeno muy importante: “Como es un bosque tupido, hay mucha evapotranspiración no solo en época de lluvias. Aunque no hay lluvias y no haya evaporación, siempre hay evapotranspiración gracias a los árboles”.
El valle de Tarija se encuentra a unos 110 kilómetros de Tariquía y es, de acuerdo a Torrez, semidesértico. Lo que lo vuelve apto para la producción agrícola son los servicios medioambientales que proporciona la reserva.
Claudia Oller aporta en la explicación de la importancia de la reserva: “A Tarija le favorecen los ingresos de frentes fríos y cálidos que provienen del Atlántico y que llegan de Tariquía e ingresan por el cañón del Angosto y chocan con la cordillera de Sama”. Es en ese momento, cuando las nubes chocan con la cordillera de Sama, que se encuentra al norte, que se completa el ciclo hidrológico en Tarija que crea las fuentes de agua.
Fuente: Mongabay
¡La reserva natural de flora y fauna de Tariquía es significado de vida, no la destruyamos!