No al comercio de piel de caimán.- Colombia
BUENAS RAZONES PARA NO HACERLO
Extinción de especies: la captura y muerte de animales salvajes con fines peleteros ha llevado durante los últimos siglos a la extinción a diversas especies, como por ejemplo, al visón del mar y al zorro de las Malvinas, mientras que a otras muchas las ha puesto al borde de la desaparición. Algunas de estas especies son: castor, ocelote, pantera nebulosa, nutria marina, tigre, jaguar, koala, o chinchilla salvaje.
En la actualidad todavía se matan animales silvestres en libertad pertenecientes a especies que se encuentran muy amenazadas.
En España, la caza de animales por su piel supuso la extinción de la garduña de Ibiza y ha puesto, junto con otras causas, a múltiples especies al borde de la extinción. La nutria ha sido perseguida por su piel hasta la década de los sesenta, en que empezó a escasear tanto que dejó de ser rentable. El oso pardo sigue siendo hoy en día cazado furtivamente, entre otras causas, por su piel.
Otro ejemplo es el lince ibérico. A principios de siglo más de 300 pieles de lince llegaban cada año a las peleterías de Madrid, procedentes de los montes del Guadarrama, El Pardo y la Cuenca del Alberche. En 1937 aún se comercializaban anualmente en el mercado nacional unas 500 pieles de lince. En la actualidad la población de esta especie no alcanza los 800 ejemplares y se encuentra al borde de la extinción. La utilización de pieles de animales silvestres ha sido y sigue siendo una de las principales causas de extinción de especies.
Sufrimiento innecesario: La peletería no es sólo sinónimo de muerte, también lo es de sufrimiento. Los métodos utilizados para matar a los animales son estremecedores. En el caso de animales en libertad, su muerte se produce especialmente mediante la utilización de trampas, tales como cepos. Estos métodos no causan la muerte del animal de forma rápida, sino que alargan el sufrimiento. La muerte termina produciéndose tras largo tiempo de agonía.
En el caso de las granjas, la crueldad se inicia desde el momento en que se obliga a vivir a los animales en reducidas cajas junto a cientos de congéneres, con grandes niveles de estrés psicológico. Las granjas no tienen en cuenta sus necesidades psicológicas y etológicas, causando en los animales movimientos anormales, apatía y automutilación, incumpliendo la Convención Europea para la protección de los animales de granja. Los métodos utilizados para matar estos animales van desde el gaseado con monóxido o dióxido de carbono, la dislocación del cuello, la inyección de pentabarbital sódico y la electrocución, hasta el desangrado. La auténtica belleza no se puede lograr mediante el sufrimiento, y la crueldad nunca puede ser elegante.
Derroche de recursos: la muerte anual de 140 millones de animales silvestres para la confección de innecesarios productos de lujo representa un evidente derroche de nuestro recurso faunístico. Pero, además, la existencia de las granjas peleteras supone también un derroche energético y de alimentos. Se necesitan 3,3 toneladas de alimento (harina de pescado, proteínas vegetales, cereales, etc.) para confeccionar un abrigo de visón, y 1 tonelada para un abrigo de zorro.
Si estas cantidades se multiplican por los 30 millones de visones que cada año producen las granjas, resulta que anualmente se usan 1.650.000 toneladas de alimento. Se comprende porqué los bancos de arenque de los países del norte se están agotando, ya que la mitad de los arenques que se capturan en estos países se utilizan para las granjas peleteras. Nuestros escasos recursos naturales no deben ser derrochados en ningún caso, pero menos aún para satisfacer la vanidad de ciertas personas.
Lujo innecesario: El frío es siempre una excusa para utilizar las pieles de los animales. Ya sea en países nórdicos como mediterráneos o latinos, éstas prendas son innecesarias, pues más que abrigar del frío lo que hacen es demostrar una posición social y económica, fruto de una moda basada en la ostentación. No es justificable, por lo tanto, usar pieles en ninguna latitud. Tras una caída generalizada en la venta de pieles, se viene intentando imponer las pieles como una moda consumista más, realizando todo tipo de "conversiones" de las prendas (hoy ya no se usa tanto el abrigo largo de pieles sino las aplicaciones y decorados con ellas), una amplia gama de ofertas y pagos a plazos. El hombre vistió con pieles en la antiguedad, pero ya no somos cavernícolas.